Él esclavizó, borró todos los límites entre nosotros. Tomó mucho sin piedad y dio a cambio, dio tanto que mi cabeza daba vueltas. Un hombre no puede darle tanto a una mujer. Y podía hacerlo todo. En sus manos, me convertí en un animal, incapaz de pensar en nada más que en un deseo salvaje de rendirme, de someterme, de disolverme.

 

 Por un día rompió mi voluntad. Me dolía el cuerpo, mis labios estaban hinchados por los besos, luché por mantenerme de pie cuando finalmente me atrajo suavemente contra él. Ternura, nunca pensé que pudiera ser áspera, dolorosa, refinada, dulce y pervertida. Pero sabía cómo ser amable, esa bestia.

 

𝐓𝐡𝐞 𝐀𝐰𝐚𝐤𝐞𝐧𝐢𝐧𝐠 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐁𝐞𝐚𝐬𝐭