Citemos a T. S Eliot.


No sé mucho de dioses, mas supongo que el río
Es un dios pardo y fuerte —hosco, indómito,
intratable,
Paciente hasta cierto punto, al principio reconocido
como frontera;
Útil, poco de fiar, como transportador del comercio,
Luego sólo un problema para los constructores
de puentes.
Ya resuelto el problema queda casi olvidado el gran
dios pardo
Por quienes viven en ciudades—sin embargo,
es implacable siempre,
Fiel a sus estaciones y sus cóleras
Destructor que recuerda
Cuanto prefieren olvidar los humanos.
No es objeto de honras
Ni actos propiciatorios por parte de los veneradores
de las máquinas;
Está siempre esperando, acechando, esperando.
En la cuna del niño su ritmo estuvo presente,
En el frondoso ailanto del jardín en abril,
El olor de las uvas en la mesa otoñal...
Citemos a T. S Eliot. No sé mucho de dioses, mas supongo que el río Es un dios pardo y fuerte —hosco, indómito, intratable, Paciente hasta cierto punto, al principio reconocido como frontera; Útil, poco de fiar, como transportador del comercio, Luego sólo un problema para los constructores de puentes. Ya resuelto el problema queda casi olvidado el gran dios pardo Por quienes viven en ciudades—sin embargo, es implacable siempre, Fiel a sus estaciones y sus cóleras Destructor que recuerda Cuanto prefieren olvidar los humanos. No es objeto de honras Ni actos propiciatorios por parte de los veneradores de las máquinas; Está siempre esperando, acechando, esperando. En la cuna del niño su ritmo estuvo presente, En el frondoso ailanto del jardín en abril, El olor de las uvas en la mesa otoñal...
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